Diariamente llevamos a cabo infinidad de actividades en Internet. El uso que le damos a la Red es ilimitado: desde buscar una receta de cocina o el prospecto de un medicamento hasta barbaridades varias como saber quién fuiste en otra vida (¡¿?!)
Bueno, al fin y al cabo es cosa nuestra, o tal vez no… El concepto de PreCrimen, expuesto en la película Minority Report podría estar más cerca de lo que pensamos; ¿Nos pueden detener en un aeropuerto por un tuit? ¿Pueden arrasar nuestra casa los SWAT por una actualización en Facebook? La respuesta es: Sí.
(Imprescindible: del minuto 30 al 35, del 47 al 54 y del 1:11 al 1:17)
¿Se tiene que enterar tu jefe o tu familia de que tipo de búsquedas realizas en Internet? Pues pueden hacerlo; además de la forma más sencilla: simplemente abriendo tu navegador, gracias a la publicidad «personalizada». Yo no fui consciente de la “gravedad” del asunto hasta hace poco. Normalmente no le hago mucho caso a la publicidad; nuestra visión internauta ya está habituada a esquivar y descartar mentalmente los anuncios, pero me llamó la atención un anuncio de flores para todo tipo de ocasiones que se repetía en varias webs que visitaba. ¿Flores? ¿Por qué me venden flores? Normalmente me venden dominios, plantillas para WordPress, cursos de marketing… pero ¿arreglos florales? Cuando me di cuenta solo pude pensar en voz alta “serán … “«Lo mas seguro es actuar bajo la premisa de que nada es privado, nada que haya sido digitalizado es privado, y eso es aterrador» (Moby)
Por esa fecha tenía un familiar muy grave en el hospital y me estaban vendiendo flores… Seguramente porque me pasé más de un mes buscando información sobre el coma. No era una broma de mal gusto, no era una ridícula coincidencia, no, eran las cookies (ficheros que guardan tus preferencias de navegación, para optimizarla); fue borrarlas y desaparecer los anuncios.
Otro ejemplo bastante claro es cuando accedes al ordenador de otra persona. Puede suceder que encuentres lo que estás buscando y tod@s l@s chic@s disponibles alrededor, “Solter@s en tu ciudad”. Levantas la mirada ves a tu amig@ rascándose la cabeza, ajen@ a que su privacidad acaba de ser vulnerada. Los servicios de entretenimiento para adultos, juego online, incluso los buscadores de vuelos baratos, eran los reyes de las cookies; ahora todo es susceptible de invadir nuestro espacio con publicidad “personalizada”. ¿Por qué “personalizada” entre comillas? Como veréis en el reportaje La noche temática – Términos y condiciones de uso, aparece un chico que fue localizado por su historial de búsqueda que abarcaba entre otros términos: «accidentes de coche» y «decapitados» . No es de extrañar que se pensara que el tipo en cuestión era un criminal, y no era más que un joven padre de familia que trabajaba como guionista en la serie Cold Case (Caso Abierto). ¿Es justo que sin yo quererlo tenga que vulnerar la privacidad de los demás? ¿Es de recibo que si estás pasando por un mal momento te lo recuerden con flores? Y más allá de eso:¿Puede un ciudadano ser discriminado por su historial de búsqueda o por la publicidad “personalizada” que, en determinado momento, pueda ser vista por quién no debe?Ya no estamos hablando sólo de la información que voluntariamente introducimos en las redes sociales, sino todo lo que hacemos en la Red. Existen grandes compañías que compran nuestros datos a distintas redes sociales o servicios gratuitos a los que se los regalamos, o lo que es lo mismo, determinadas redes sociales facilitan nuestros datos a grandes empresas. Objetivamente no podemos hacer nada: esa información está ahí, para quién y cuándo la quieran encontrar. Sin embargo, tenemos un poder mayor: no ser jueces de las actividades de los demás. Todos usamos la Red de una forma u otra bajo nuestra responsabilidad, es nuestro derecho, nuestra privacidad y en un momento dado nuestro instinto, ¿no tenemos derecho a ello?
¿Nos gustaría que alguien nos juzgara por lo que soñamos? ¿Por lo que pensamos?La única forma de luchar ante la falta de intimidad propia y ajena es salir de los límites de la falsa moralidad, que la gente haga lo que le parezca bien, porque, incluso en el extrarradio de la legalidad, nosotros no somos los encargados de los “ajusticiamientos” (que no justicia) de los demás, y tenemos el 99.9% de probabilidades de equivocarnos. Probablemente este tema sea motivo de disputas muy graves en un futuro bastante cercano. Básicamente porque la libertad de expresión y la opresión de la libertad tiran hacia lados opuestos con la misma fuerza, aunque parezca mentira. ¿Todos tenemos el mismo derecho a la privacidad? Julian Assange («programador, periodista, hacker y activista de Internet australiano, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks.«) se encuentra asilado en la embajada de Ecuador en Londres, desde 2012, acusado entre otras cosas de «deslealtad», enfrentándose a serias consecuencias, por hacer pública la intimidad de «los que no debía». La cuestión es: ¿Quién decide quiénes son los «no debidos»? PRESUNTAMENTE 😉
Estupendo artículo, Mary Mar. Es impecable. No tengo nada que objetar ni que añadir. Lo he leído casi sin ojos ya, que me arrastro de sueño… jajaja… y me he desvelado. Yo me di cuenta de la publicidad personalizada hará cosa de un par de años, cuando me pasaba el día visitando portales inmobiliarios. También fue muy curioso cuando, documentándome para escribir ‘El viaje de Pau’, busqué información sobre tratamientos para superar la adicción al alcohol (por uno de los personajes de la novela, ya sabes cuál) y no paraba de salirme publicidad de centros especializados. Vamos, que para el señor google yo era un alcohólico con voluntad de rehabilitarme…
Felicidades por el post. Insisto en que es magnífico. Un abrazo!
Muchísimas gracias Benja, por tu opinión y por tu tiempo!! Los escritores la lleváis clara…!
Un abrazo!!
Excelente artículo Mary Mar 🙂
Llevo bastante tiempo dándole vueltas al asunto a raíz de casos como el que comentas de Julian Assange o el más reciente de Snowden. Enrique Dans tiene excelentes reflexiones al respecto en su blog.
Mi opinión es que esto tiene mucha más trascendencia de lo que creemos: La publicidad es sólo la punta del iceberg. Nuestros datos están ahí y se ha demostrado ya suficientemente que la privacidad, cuando se trata de Internet, no existe.
Empresas, gobiernos o incluso el crimen organizado, pueden hacerse un perfil cada vez más y más fino de nosotros. Si, es divertido a veces u ofensivo otras ver como meten la pata, pero esto sólo es el principio… Es cuestión de tiempo que saquen conclusiones verdaderamente inteligentes de lo que se desprende de lo que escribimos, leemos o buscamos en Internet. Hasta de las cosas que nos parecen más intrascendentes.
Por un lado, necesariamente, nuestra sociedad tiene que volverse mucho más tolerante, y eso creo que es positivo, pero por otro, resulta que quien más información tenga y mejor la procese va a tener un ventaja. Ya sean empresas, gobiernos, organizaciones o individuos. Y está claro que no todos contamos con los mismos medios.
Son muchas cosas cambiando muy rápidamente al mismo tiempo y esta es otra más.
Cada vez resulta más dificil imaginar que derroteros tomará el mundo y como será el futuro en digamos 20 años.
Fascinante y esperanzador al tiempo que a veces aterrador.
Un abrazo!
Muchas gracias Luis por tu comentario! Invita a la reflexión : «Es cuestión de tiempo que saquen conclusiones verdaderamente inteligentes de lo que se desprende de lo que escribimos».
Un abrazo!!
Enhorabuena de nuevo amiga. Privacidad e Internet hace tiempo que los consideramos opuestos. Si algo quieres que sea privado, no lo publiques en Internet nunca.
Un abrazo.
Hola compis!!
Estaba esperando vuestra opinión!!! Me alegro de que os haya gustado!!
Un abrazo y mil gracias!!
Muy buena reflexión, Mary Mar. Totalmente de acuerdo en que todo esto traerá mucha cola, y ya veremos qué derechos prevalecen finalmente…Nosotros también hemos vuelto sobre el tema de las cookies en nuestro blog, y es que la cosa da para escribir un libro, la verdad 🙂
Hola Mónica!!
El tema de las cookies es una fuente inagotable!!
Vuestros post sobre el tema son geniales:
http://uppernet.es/no-te-quemes-con-las-cookies-y-aprende-a-gestionarlas/
http://uppernet.es/que-pasa-ahora-con-las-cookies-conoce-la-ley-sin-atragantarte/
Un besazo, y mil gracias por tu comentario!!
Un post magnífico compañera.
Las nuevas tecnologías han irrumpido en nuestra cotidianeidad con sus ventajas y sus desventajas. Uno de los precios que pagamos por ello es el de la privacidad.
Hace unos días ya comentábamos que damos muchas pistas sobre nosotros cada vez que decidimos dar un ‘Me gusta’, hacemos un comentario u otras acciones por el estilo que llevamos a cabo en la red. En el fondo, no deja de ser algo muy diferente a lo que ocurre en el mundo real. Siempre estamos expuestos a que nuestras decisiones y nuestros actos sean escrutados por los demás y nos cataloguen acertada o equivocadamente. La diferencia es que, en el escenario 2.0, estamos mucho más expuestos y esas circunstancias se incrementan en progresión geométrica.
¿El precio es alto? Intuyo que es una percepción totalmente subjetiva y que se modificará con el tiempo. A nosotros nos puede parecer que sacrificamos nuestra privacidad porque el fenómeno 2.0 es algo que nos ha sorprendido y nos ha sobrepasado modificando totalmente nuestros referentes a este respecto, pero apuesto a que las próximas generaciones no lo interpretarán del mismo modo y crecerán habituadas a un modelo de privacidad totalmente diferente al nuestro.
¿Me molesta que alguien pueda dibujar un perfil de mi personalidad escrutando mi actividad en la red y pueda por ello llegar a discriminarme en ámbitos como el laboral? Probablemente sí, pero no me molesta menos que el que discrimina en el mundo real por el hecho de ser extranjero, de ser mujer o llevar el pelo largo y un pendiente. Al final, el problema no va a ser la privacidad en la red, sino la interpretación que los demás hacen de nuestros actos. Y ese es un problema tan antiguo como la humanidad.
Si la solución pasa por esperar a que se haga un uso ético de toda la información que, de forma consciente o no, volcamos en la red, vamos apañados. De todos modos, parece un contrasentido hablar de privacidad en una esfera pública o semipública como puede ser la red. Probablemente, el concepto privacidad se restringe cada vez más a los espacios más íntimos y con todas las reservas. En cuanto traspasamos esas fronteras, lo mejor es no hacer nada en el mundo real ni en el virtual que no queramos que trascienda.
Totalmente de acuerdo. Mejor explicado imposible. ¡¡Muchísimas gracias por tu comentario, y por darle un VALOR más que añadido a mi post!!
Mary Mar, un gran artículo. La verdad, a pesar de llevar ya unos meses con el blog y haber oído hablar de la nueva ley de cookies, todavía no me había parado a leer sobre qué suponían para el usuario de Internet. Cierto, es de muy mal gusto aprovechar las búsquedas privadas que una persona realiza para hacer publicidad personalizada (lo que hicieron de las flores es…, no me imagino como te sentiste). Pero como argumenta Javier Baños, seguramente las generaciones futuras interpretaran su privacidad de distinta forma que nosotros y les parecerá ya una cosa normal. Lo que no debemos permitir es que se prejuzgue a esas persona y se la discrimine por dicha información. De nuevo, excelente post que compartiré.
Hola Vanesa!
Estoy completamente de acuerdo con la exposición de Javier Baños, es una reflexión muy cierta, quizá la generación de transición seamos los que tengamos más reticencias. Aunque pienso que hay ciertos valores que no deberían de cambiar, por lo menos no en esencia, lo que no quiere decir que vayan, muy probablemente a cambiar.
¡¡Muchísimas gracias por tu aportación!! ¡¡Esto es un aprendizaje y enriquecimiento constante!!
Un besazo!!